La urbe despierta de nuevo: los mirlos anuncian la mañana y las campanas vuelven a doblar. ¿Qué aventuras habrá preparado Cuenca para su visita? ¿Trepidantes excursiones al páramo? ¿Charla desapresurada a la luz de la vela? ¿Rumba electrizante hasta la alta madrugada? ¿Las tres cosas, una después de la otra?
No podemos adivinar. Lo que le podemos recomendar es uno de nuestros generosos desayunos para arrancar la jornada y que, cuando regrese, se dé una vuelta por el bar antes de cruzar el vestíbulo: puede que la noche esté sucediendo aquí mismo.
Pero vamos socegándonos: para nosotros no hay mayor lujo que el prolongado descanso. Y eso es lo que trae nuestro jardín: unos pocos minutos dentro y se habrá reinstaurado su sentido de calma. Este lugar está vivo, pero también está en paz. Cada habitación cuenta con su propio baño, armario y escritorio. Al mismo tiempo, nuestra personal está disponible para resolver cualquier contratiempo las 24 horas del día.
Fundada en Semana Santa, el camino del Inca a media cuadra, cuatro ríos en medio de la montaña: sí, Cuenca es tan mágica como dicen todos. Lo que nosotros nos hemos propuesto es ofrecerle una base de operaciones en la que también sienta a la ciudad que nos acoge: al mismo tiempo silvestre y cosmopolita, enérgica y apacible. Y en nuestro caso somos especialmente afortunados: estamos al lado de todo.
Cuéntanos cuándo pensabas venir y nosotros te responderemos en un par de horas. Contamos con transfers al aeropuerto y sí permitimos mascotas.